jueves, 12 de junio de 2008

El presente sonoro

Una música envolvente requiere de un cambio de paradigmas composicionales. Esto, por necesidad, lleva a un cambio de paradigmas de la escucha. Si queremos poder acceder, comprender y habitar cierta obra musical, es necesario encontrar las herramientas perceptivas necesarias, o en otras palabras, saberla escuchar. Podemos decir que cada obra (aunque comparta técnicas, estilo y/o costumbres con muchas más) plantea la necesidad de ejercer un criterio único de escucha. Cada obra conlleva un camino que hay que encontrar.

Entonces, ¿qué diferencia hay, por ejemplo, entre una música
que enfoca la atención lógica y racional y otra que envuelve? La primera tiene un sentido, se desenvuelve en el tiempo revelando secuencialmente sus contenidos --como el lenguaje--. La segunda muestra un pasado y un futuro que no son causa y efecto (o elementos derivativos de significación), sino parte de un presente continuo.

Una obra de este tipo es un momento que se prolonga. Entonces
la música es tiempo y la percepción temporal se transforma, a diferencia de lo que sucede cuando la música tanscurre en el tiempo. Aquí es cuando podemos decir que más que observar la música, la habitamos.

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