jueves, 31 de julio de 2008

Poetry 2

If we can agree that poetry is that which transcends language by means of language itself, then we can argue that poetry might be anything that transcends its own medium. So, in those terms, music can be poetry. I believe some music achieves this level, but not all, even if it's great music.

Poetry

If you call yourself a poet, don't just sit there. Poetry is not a sedentary occupation, not a "take your seat" practice. Stand up and let them have it.

-- From Poetry as Insurgent Art by Lawrence Ferlinghetti 

martes, 22 de julio de 2008

David

El pasado 13 de Julio nació nuestro hermoso hijo David. Pesó 2.9 Kg. y midió 49 cm. (al parecer son datos que interesan a la gente). Él y Karla se encuentan muy bien, así como el resto de la familia. Y acompañando este momento, días por demás agradables gracias a las lluvias.


sábado, 5 de julio de 2008

De cómo se ha utilizado el sonido

La música de origen europeo se fundamenta en relaciones sonoras. Vertical u horizontalmente, la asociación de sonidos da sentido, lógica, cohesión y significado a ese vasto conjunto de obras que conforman gran parte de nuestra tradición musical. La simultaneidad o la sucesión de estos sonidos, generalmente segmentados en la escala de medios tonos que conocemos, es el soporte a través del cual la música se construye, escucha y justifica, otorgando plena libertad de generar códigos que respondan a un sinnúmero de inquietudes artísticas o de otra índole.

En términos generales se puede decir que dicha música se asemeja a un ensamblaje, donde las partes que lo conforman son esenciales, pero sólo en el contexto relativo, esto es, en base a las relaciones que establecen. Así, la sonoridad conlleva una función simbólica, la cual, al unirse a otros símbolos, establece un significado, por lo menos lógico. La sonoridad, entonces, se subordina al mensaje, a su sintaxis.

De todas las posibles relaciones, la más significativa ha sido la interválica. Tanto la construcción armónica como la melódica han logrado cimentar desde una práctica común de varios siglos --la tonalidad--, hasta las mismas corrientes que buscaron continuar, disociarse e inclusive terminar con dicha práctica. Así mismo, otras prácticas del oficio composicional han reflejado esta tendencia, a la cual podemos llamar de apareamiento. La orquestación tradicional, por ejemplo, basa su esquema en el de la armonía, donde diferentes elementos se superponen conformando unidades, las cuales, siendo éstas resultado de relaciones verticales, se combinan de modo secuencial --horizontal-- con otras. Por otro lado, el Klangfarbenmelodie de la primera mitad del siglo XX, especialmente en la música de Anton Webern, propició una orquestación sustentada principalmente en la melodía, de modo que las asociaciones instrumentales, y por tanto tímbricas, aparecen desglosadas temporalmente.

La práctica del contrapunto muestra igual y claramente la norma básica del arreglo sonoro en la música de origen europeo. De hecho el mismo nombre, del latín contrapunctus, que se deriva de punctus contra punctum (nota contra nota), pone de manifiesto la práctica del apareamiento sonoro. De igual manera, las formas musicales, que muestran una estructuración análoga a la armónica (el A-B-A como un I-V-I, por ejemplo), muestran que para la mente desarrollada en o a partir de occidente, la conjunción de elementos diferenciados es esencial a su pensamiento, sea éste comparado con la construcción por bloques o con la ramificación.


Johann Sebastian Bach.

Gran parte de las tendencias composicionales más influyentes del siglo XX se enfocaron precisamente en el aspecto relacional, y por tanto racional, del sonido. No sorprende entonces que la atonalidad y el serialismo de Schoenberg y Webern, y posteriormente el serialismo integral de Boulez y Stockhausen, por citar algunos ejemplos, se asemejen más a prácticas contrapuntísticas donde se hace resaltar la combinatoria, ya sea interválica o de otros elementos, como parte esencial del arreglo musical. Este elemento guarda un vínculo estrecho con la música tonal tradicional, pero encuentra una marcada distancia en lo que a libertad sonora y, en consecuencia, de movimiento respecta. Mientras que para Mozart fue posible hacer una música fundamentada en el movimiento y la ligereza que éste requiere utilizando el sistema tonal, la música del serialismo parece estar petrificada. De ahí la sensación mecanicista de mucha de la música del siglo pasado, la cual sobrepasa en rigidez al más severo contrapunto de J. S. Bach. Desde luego que esto no va exclusivamente en detrimento de la música así realizada, pero sí propició la pérdida de elementos más flexibles e inciertos, los cuales dan una mayor naturalidad y soltura a la música. La línea y el trayecto se relegaron en favor del punto en el espacio. De ahí, podemos suponer, que la música del siglo XX cuente con tantos detractores, incluyendo a los mismos músicos.


Arriba: Wolfgang Amadeus Mozart. Abajo: Pierre Boulez.