domingo, 23 de agosto de 2009

La S(u/o)ciedad del Espectáculo


Cuando algún alimento cae al suelo, no falta quién diga "ya lo chupó el diablo". Así veo aquello relacionado con el espectáculo. Todo lo que toca es como si lo chupara ese cuernudo, coludo y bigotón.

El espectáculo parece un ser insaciable que mientras devora todo lo que entra en contacto con él crece sin límites. Hace mucho que el espectáculo pasó de ser un fenómeno a una mentalidad. La guerra, la política, la vida social, la familia, las religiones, la educación; no parece haber nada excento de tan nefasta y adormecedora influencia. Mentes brillantes se opacan al contagiarse, al confundirse por el poder del espectáculo. Nos rodea de tal modo, permea casi todo, que es difícil distinguir el grado de influencia que tiene, la manera en que echa a perder y trastoca, poco a poco, hasta los fundamentos más sólidos de aquello que llamamos civilización.

Es triste ver cómo el arte sucumbe ante esta fuerza. Más bien cómo sucumben aquellos que buscan hacer arte. Yo creo que el arte no está por acabarse, como muchos piensan (la sociedad del espectáculo). Es más, creo que el arte siempre existirá (mientras nosotros existamos) y su núcleo se mantendrá limpio de todo aquello que busque idiotizar, manipular y finalmente destruir conciencias.

El deseo de poder y dinero no podrá nunca contra el arte. El primero se muestra abiertamente celoso de la permanencia del segundo. Claro, no todo aquel que se dice artísta está inmune. La lucha verdadera de éste radica en que el arte no se le caiga de las manos y lo chupe el diablo.


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