¿Qué pretendo hacer entonces con este texto? Iniciar.
Comenzaré por una generalidad, que no por ello es insignificante. Usualmente la música es como un objeto. Un objeto que observamos y apreciamos (para bien o para mal) desde una clara distancia. Nos enfrentamos a él, lo analizamos. Podemos sentir afinidad, gusto, empatía, y entonces de alguna manera nos apropiamos de él, lo sentimos "nuestro". O, por otro lado, podemos repelerlo por cuestiones de estilo, materiales, sonoridades e inclusive ideología. Aceptamos o rechazamos el objeto que se nos presenta, que se nos ofrece.
Dicha mecánica no aplica con la música de Feldman. Ésta trasciende el estado rígido del objeto. Su música es un microambiente, o un microclima (palabra que utilizaría un buen amigo mío). Un universo pequeño en sus dimensiones espaciales reales, pero uno inmenso ante la percepción. Al presenciar la música de Feldman no estamos frente a ella, sino en ella. Esto, por sí solo, es un cambio radical del paradigma musical.
Los invito a leer más sobre Feldman en este texto de Kyle Gann .

Fotografía por Peter Gena
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