miércoles, 31 de julio de 2013

La Materia como Sensación en la Música

Es a través de la escucha en el vientre materno que tenemos el primer contacto con el mundo, nuestro mundo, ya sea en la madre misma —su latir, su movimiento interno—, o el del afuera que nos espera y envuelve. La escucha revela mucho más que palabras, revela un mundo que suena y se dice de muchas maneras. Pero en el mundo no hay un orden sistematizado de sonidos; hay una confluencia a la cual le damos sentido, un sentido que no sólo proviene de la razón, sino de una asociación intuitiva a la vez simple y amplia. El sentido que logramos darle a este confluir no es mas que reconocimiento.

La confluencia del mundo que se hace sonar constituye un entorno, una complejidad que, más allá de confundir y desorientar, enriquece y estimula la comprensión —es grande la capacidad del ser humano de simultáneamente ubicar, desentrañar, distinguir y, en dado caso, encontrar significado en la información auditiva. El sentido que encontramos en la confluencia, este reconocernos en el ahí, es análogo al que encontramos en la confluencia íntima de nuestro mundo interior: el reconocimiento de complejos estados psíquicos en movimiento, que, en realidad, es el reconocimiento de uno mismo. Así tenemos que los mundos interno y externo se conjugan en un continuo fluir, donde el ver, sentir y escuchar, por ejemplo, pueden acontecer en cualquier parte, en cualquier ámbito de los cuales esa entidad interna-externa se conforma.

Lo físico de la realidad externa es lo físico de la interna; y en este sentido podemos pensar y acercarnos a una materia que, más que un objeto concreto y palpable, es una sensación.


jueves, 13 de junio de 2013

El Sonido como Materia

Al final, el sonido es una manifestación del mundo físico, un complejo constituido por energías cuyas relaciones elementales le confieren un carácter particular, el cual percibimos como algo que ocupa el espacio, cambia en el tiempo y estimula nuestra audición y estado psíquico. Como parte del mundo físico, el sonido es, pues, una especie de materia. Aunque no es un objeto —algo palpable— la materialidad del sonido proviene precisamente de su constitución de energías, algo que percibimos como esencial en la acción física y el entorno. La constitución energética de un sonido refiere a la correlación entre frecuencias, amplitud y forma de onda, si el enfoque viene de la ciencia acústica; si el enfoque es perceptivo, dichas energías pueden entenderse a partir de estados y fenómenos físicos como densidad, textura, ligereza, saturación, presión y movimiento.

Foto del ensamble Tambuco interpretando eolo'oolin de Julio Estrada.

martes, 14 de mayo de 2013

Materia musical

Si asumimos que nuestra percepción del mundo se encuentra condicionada por nuestras imágenes psicológicas primarias—los arquetipos comunes de Jung—podemos inferir que la percepción del fenómeno sonoro puede guardar estrecha relación con el mundo interior del escucha. La realidad física, los hechos externos, son procesados de manera subjetiva en base a la constitución y la experiencia personales, otorgando así un marco de referencia conciente o incosciente a través del cual nuestras interpretaciones y formulaciones—artísticas, científicas, filosóficas o religiosas—se logran.

El proceso creativo musical, por ejemplo, basado en la materialización de las energías e impulsos internos por medio de una constitución particular de elementos sonoros dinámicos, conlleva un potencial capaz de estimular los complejos constitutivos de la psique, ámbito donde radican la imaginación y las emociones.

lunes, 25 de marzo de 2013

Sonido y psique

La consideración del sonido como evento muestra una entidad física independiente y constituida de cualidades particulares, a diferencia de ser considerado como una cualidad constitutiva de las cosas –como el color y la forma–. Ante la percepción, el sonido no sólo es una extensión del estímulo de la materia –algo que suena–, sino un fenómeno de la realidad física que es energía, cuyas cualidades intrínsecas derivadas de su origen, así como su movimiento, le confieren un alto grado de autonomía, acercándolo a una manifestación de vitalidad.

Creemos posible que estas cualidades sonoras, que en su conjunto conforman el fenómeno acústico arriba descrito, pueden establecer puntos de conexión o afinidades con cualidades y manifestaciones constitutivas de la psique. Si como dijo James Hillman, "[l]as imágenes de la fantasía son a la vez la materia prima y los productos finales de la psique", el fenómeno sonoro, al ser percibido como tal, puede encontrar un paralelismo y relacionarse con las fuerzas, cualidades y movimientos de dichas imágenes –esto es, con el mismo proceso constitutivo de la psique–, estableciendo el potencial para lograr estímulos significativos.

martes, 27 de marzo de 2012

Scelsi y Okanagon

La música europea ha cambiado mucho a lo largo de los siglos, pero una variable permanece constante: la textura como medio de diferenciación y estructuración. Una de las excepciones notables es cierta música de Giacinto Scelsi, donde las cualidades textúricas pueden ser constantes y los cambios se dan en la intensidad global generando sensaciones de expansión y contracción, así como de aceleración y deceleración. Estos cambios de intensidad se logran a través de incrementos y decrementos en dinámica, densidad armónica, vibraciones, duraciones y color, propiciando un macrotimbre de reiteraciones textúricas de distintas magnitudes. Ejemplo de esto es su obra Okanagon para tam-tam, contrabajo y arpa.

miércoles, 8 de febrero de 2012

viernes, 16 de diciembre de 2011

Zobre lo Nuevo

Ante la pregunta de si es posible lo nuevo quiero responder diciendo que no sólo es posible, sino que es parte integral de la vida misma, la cual es renovación.

Creo que el problema se origina con el utopismo moderno occidental que prácticamente quería que llegáramos del punto A al punto B teletransportándonos. Sin duda el existencialismo nacido de la abstracción de la vida al pensamiento, al mundo de las ideas (y peor, de las ideologías), ha generado esta noción de imposibilidad de renovación, lo cual no es más que el rechazo o el miedo a la muerte.

La médula de la vida y el arte es el cambio, el abandono de un estado de cosas por la creación de otro. Pero el verdadero cambio trasciende nuestro marco referencial individual del tiempo. En este momento podemos ver fácilmente los cambios gestados a través de los siglos, pero es más difícil sentirse parte de y vivir esos cambios a fondo.

Lo nuevo como rompimiento es una ilusión. Lo nuevo como continuidad es inevitable.

Somos el cambio, somos lo nuevo, siempre, pero no lo vivimos como tal ya que nos sentimos parte de lo mismo. En este sentido, lo nuevo no tiene nada de nuevo.

martes, 13 de diciembre de 2011

sábado, 23 de abril de 2011

Renacer

Ruido al Fondo renace. He decidido integrar música, datos personales y otra información en la página.